Que se haga la.. ¿Tranquilidad? [Libre]

-Vaya, si que está todo tranquilo. De seguro los chicos están enfermos, esta éste molestoso Peeves, ya que no está haciendo sus bromas de fin de mes. James no estaba mintiendo, él tenía la razón. Oh bendita viruela de dragón. ¡Ohh no quiero enfermarme!- dije algo preocupada mientras caminaba por los pasillos del séptimo piso vigilando si alguien estaba haciendo mis vigilancias como prefecta. Pero sí que estaba vacío ya que nadie estaba allí correteando. James dijo que últimamente los estudiantes de Hogwarts se estaban enfermando de la viruela de dragón, inclusive fuera del colegio. Y pensé al principio de que era solo una broma para no salir a ningún lugar; pero resultó que James estaba diciendo la verdad ya que el séptimo piso, que suele estar lleno de chicos, estaba vacío. Entonces significaba algo para mi, y eso era pasear por un rato en el séptimo piso sin que nadie me viera, así que comenzé a mirar todas las puertas del pasillo.

Pero luego noté algo. Una de las puertas estaba abierta. Resultó ser la sala de menesteres. Y paracía de que alguien estaba allí. Entonces fue que la curiosidad, como siempre, me volvió a atacar, como un enemigo silencioso. -Vaya, ¿me pregunto por qué está abierto?- musitaba mientras entraba de puntitas. Y descubrí algo sorprendente. Era Roxie. -¡Oh no, Roxie está enferma!- grité aterrada. No era la misma chica energética e extrovertida de siempre. Estaba dormida y se estaba tocando la cabeza. Ella estaba enferma. Corrí desesperada hacia la butaca donde estaba acostada y pregunté desesperada, abriendo grandemente mis ojos azul celestes. -Rox, Rox, ¿Estás bien?-

La miré algo preocupada. Cuando me le acerqué más y la levanté gritó. Por el grito me caí al piso, sentada y me dí en el tarsero muy fuerte.

-¡ Ahhhhhhh, mi trasero, eso me dolió, ahhh!- gimoteaba y lloraba del dolor, y todo por mi bendita curiosidad, que siempre me mete en graves líos. Pero luego me sequé las lágrimas y me levanté. Eso me estuvo bien por presentada.

Entonces volví a mirar a Rox, y con toda mi sinceridad del mundo, bajé mi cabeza para pedir disculpas, mientras la miraba. -¡Rox, lamento por despertar de tu dulce sueño De verás, lo siento. Sobre todo lamento por asustarte. En serio.- dije con toda sinceridad y dulzura.

Me senté en un sofá a su lado a escucharla. Yo decidí hacerle compañía. Entonces cuando le pregunté si estaba bien, noté un hilo en su voz al contestarme de que está bien y de que no me preocupara. Yo sospechaba de que algo o alguien la ha lastimado, o que se sentía mal; pero lo que realmente me preocupaba es que se sentía enferma. Normalmente la veo hacer sus locuras y travesuras, sobre todo completamente saludable; y en vez de eso se la veía pálida y sin brillo, solo su cabello pelirrojo y chispiante solo brillaba; pero la energética y traviesa Roxanne Weasley no. Era como si un dementor le robara la felicidad del mundo. -¿Estás segura Rox? No te preocupes, cuenta conmigo, confía en mi.- dije muy sonriente y calmándola.